
Como si de un suave tintineo se tratase, como si del vaivén del oleaje, su cabello levemente ondulado me acariciaba el rostro mientras la abrazaba por detrás. Delante nuestra el inmenso océano pacífico se presentaba, tan azul y tan enorme que nos recorrió un escalofrío en nuestro cuerpo de arriba a abajo, estábamos ahí observandolo y el como si no nos viese, nos sentíamos insignificantes ante la majestuosidad de tal gigante de la naturaleza.
Mientras ella seguía mirándole, yo me distraía por las caricias de su cabello rojizo, y me distraje... mejor dicho me quedé embobado, mirando su cuellecito blanco, que parecía atraer a mis labios, alcé la mirada y como si fuese la primera vez que la mirase, me quede quieto , en silencio viendo como no dejaba de mirar al océano, parecía que ni pestañeaba, y ... estaba tan preciosa.
No dejaba de abrazarla, no quería soltarla, no la quiero soltar... tengo miedo que me deje por el, que me deje por la inmensidad del océano, soy tan insignificante en comparación...
Pero no debo temer, ella es feliz o así lo creo... de repente volví a mi ser cuando ella comenzó a hablarme: " Es precioso el océano... es inmenso."
Seguí en silencio...
Ella se giró hacia mi, obligandome a soltarla de la cintura, y clavó su mirada sobre mis ojos con gesto serio, de repente me vi allí , con el sonido de la marea cada mas fuerte como si quisiese llamar su atención, como si quisiese que ella la siguiese mirando. De repente los bordes de sus labios se empezaron a expandir, dibujando una preciosa sonrisa, y a su vez sus ojos se hacían mas pequeñitos , y entre su hermosa sonrisa me dijo: ¿Que le pasa a mi rey de los océanos?
"Ya no quiero ser rey... solo quiero ser tu sirviente, vivir contigo estos momentos, ser parte de tu vida, como los atardeceres"
Y su sonrisa y su carita de ángel se transformó en un abrazo y en una frase: "tonto...".
Dejamos de oír al océano... simplemente abrazados.